24 Noviembre 2007
Bueno aquí estoy otra vez con el reportaje.
Espero no ser muy pesado, yo voy escribiendo mientras tenga oportunidad de hacerlo, así sabéis de mí y a mí me sirve para sentirme más cerca de vosotros y también llevo un diario de viaje. Si a alguien no le apetece que le escriba que me lo diga y ok, perfecto.
Al final no subimos al Pichincha. La mañana salió despejada y perfecta para intentar la ascensión, pero nos fuimos a desayunar y luego mientras preparábamos la mochila con lo necesario miramos la ventana y ooooohhhhhh, habían entrado unas enormes nubes que cubrían completamente la cumbre. No era muy propicio intentar subir, primero por seguridad y segundo porque esperábamos tener una visión enorme dela Avenida de los Volcanes, pero así no iba a ser posible.
Cambiamos de plan, decidimos entonces irnos de Quito y continuar nuestro viaje. Cogimos un autobús a la ciudad de Latacunga, desde donde mañana haremos un circuito de alta montaña ala Laguna de Quilotoa, dicen que uno de los lugares más sobrecogedores de los Andes ecuatorianos y luego desde aquí también se hace la subida al Cotopaxi, un gigante de 6000m. que quiere subir Javi pues yo no estoy por la labor de sufrir tanto para subir una montaña.
El viaje en autobús ha sido muy pintoresco. Salir de Quito es una odisea, es una ciudad enorme, gigantesca, serpentea por valles y laderas. El día que llegamos nos dijo el taxista que nos trajo del aeropuerto que tenía60 Km . de longitud por unos 8 ó 10 de anchura. Entonces nos pareció que estaba exagerando pero hoy nos hemos dado cuenta de que para nada. Es espectacular ver como se extiende por una franja de terreno tan enorme. Una vez que la dejamos atrás empezaron a surgir los paisajes andinos, totalmente verdes como Asturias y las laderas de las montañas parecían un mosaico de colores, con parcelas verdes donde pastaban las vacas y donde vimos las primeras yamas, y otras parcelas en barbecho con sus oscuras tierras volcánicas. Todo un espectáculo, la verdad.
Luego llegamos a Latacunga, una ciudad pequeñita de unos 80.000 habitantes que comparada con Quito es un pueblecillo. Se está muy tranquilo y te puedes relajar un poco más que en la capital. Se ven muchos indígenas ataviados con el traje típico: mujeres con sombrero andino, blusas blancas, enormes collares, falditas negras y calcetines altos de colores y zapatos. Se cubren con unos mantos de intensos colores, que cuando les da el sol deslumbran por su intensidad. Muchas mujeres llevan a sus niños atados a la espalda, igual que las mujeres africanas. El atuendo de los hombres es mucho más discreto. El ambiente de la ciudad es muy distendido y al igual que el casco antiguo de Quito su arquitectura es de estilo colonial, con impresionantes iglesias y antiguos palacios y calles empedradas. En algunos rincones parece que hayas hecho un viaje en el tiempo y estés enla America colonial del siglo XVI. Y hasta nos hemos atrevido a salir de noche ja,ja... La vida en las calles es esplendida, hay muchísima animación y bullicio. Música por todas partes y mercadillos de ropa y frutas enormes que atraen a miles de personas. Nosotros nos sentamos en una esquina, tomamos una cerveza y unos pinchos y nos dedicamos a disfrutar de ser testigos de ello.
Bueno, os dejo, aún no hemos cenado y mañana nos toca madrugar para ir ala Laguna Quilotoa. Creo que va a ser una ruta espectacular.
Un beso, hasta pronto
Bueno aquí estoy otra vez con el reportaje.
Espero no ser muy pesado, yo voy escribiendo mientras tenga oportunidad de hacerlo, así sabéis de mí y a mí me sirve para sentirme más cerca de vosotros y también llevo un diario de viaje. Si a alguien no le apetece que le escriba que me lo diga y ok, perfecto.
Al final no subimos al Pichincha. La mañana salió despejada y perfecta para intentar la ascensión, pero nos fuimos a desayunar y luego mientras preparábamos la mochila con lo necesario miramos la ventana y ooooohhhhhh, habían entrado unas enormes nubes que cubrían completamente la cumbre. No era muy propicio intentar subir, primero por seguridad y segundo porque esperábamos tener una visión enorme de
Cambiamos de plan, decidimos entonces irnos de Quito y continuar nuestro viaje. Cogimos un autobús a la ciudad de Latacunga, desde donde mañana haremos un circuito de alta montaña a
El viaje en autobús ha sido muy pintoresco. Salir de Quito es una odisea, es una ciudad enorme, gigantesca, serpentea por valles y laderas. El día que llegamos nos dijo el taxista que nos trajo del aeropuerto que tenía
Luego llegamos a Latacunga, una ciudad pequeñita de unos 80.000 habitantes que comparada con Quito es un pueblecillo. Se está muy tranquilo y te puedes relajar un poco más que en la capital. Se ven muchos indígenas ataviados con el traje típico: mujeres con sombrero andino, blusas blancas, enormes collares, falditas negras y calcetines altos de colores y zapatos. Se cubren con unos mantos de intensos colores, que cuando les da el sol deslumbran por su intensidad. Muchas mujeres llevan a sus niños atados a la espalda, igual que las mujeres africanas. El atuendo de los hombres es mucho más discreto. El ambiente de la ciudad es muy distendido y al igual que el casco antiguo de Quito su arquitectura es de estilo colonial, con impresionantes iglesias y antiguos palacios y calles empedradas. En algunos rincones parece que hayas hecho un viaje en el tiempo y estés en
Bueno, os dejo, aún no hemos cenado y mañana nos toca madrugar para ir a
Un beso, hasta pronto
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