martes, 3 de mayo de 2011

Diario de Ecuador 10 : el dulce placer de López

Con mis amigas holandesas, Bárbara, Rosa y Conty.
Falta Sonia que nos hace la foto                                  
    7 Diciembre 2007      

    Hola, aquí va un poco más de relato, que parece que  a algunos os está gustando mucho que os vaya contando.

      Hoy amaneció el día muy tonto. Estaba un poquito más nublado que habitualmente y la Garúa (como llaman al chirimiri en Ecuador) era un poco más persistente que otros días. Pensaba pasar el día de playa, aunque visto lo visto casi estaba por irme al interior a visitar el parque nacional. Hay una tribu los Suar que te enseñan cómo es la vida en su comunidad y los restos arqueológicos de sus antepasados que se remontan nada más y nada menos que al 3000 a.C. Dicen que son importantes aunque no muy vistosos.

    El caso es que me fui a dar una vuelta por el Malecón y me encontré con Wiston y Colón (los pescadores del día de antes) y me dijeron que estaban descargando el pescado en la playa, que me fuera a verlo.
     Allá que me fui y me quedé estupefacto. Había un buen montón de tiburones, peces espada, atunes y peces martillo por nombrar solo algunos. También había otros muchos tipos de peces bastante grandes pero que comparado con estos bicharracos quedaban eclipsados en tamaño. Allí los dejaban en mitad de la playa, mecidos por las olas hasta que entraban allí las camionetas y camiones y los cargaban. Tenían que subirlos entre tres hombres, imaginaros lo que debían pesar. Había muchísima algarabía y movimiento en la playa, las barcas, los pescados, los pescadores, los puestecillos ambulantes de comida (sí, en la misma playa sobre unos grandes triciclos), los perros y cientos y cientos de pelícanos, fragatas y gaviotas intentado llevarse pescados al descuido (algunas lo conseguían). El ambiente era espectacular y surrealista, parecía sacado de un sueño extraño.

     Luego me fui a la Lonja (por decir algo) donde se limpia y se procesa el pescado para después enviarlo por una parte a Quito y Guayaquil y por otra (los tiburones y peces espada) a Colombia, Japón y Corea donde son grandes consumidores y buenos pagadores de este tipo de pescado.

    El espectáculo era bastante gore, los pequeños locales donde destripaban a los bicharracos rezumaban sangre de tiburón, allí los dividían, aletas por aquí (en Asia valdrán una pasta) cabeza por allá, lomos, filetes. Bueno el olor a sangre y vísceras de pescado inundaba el aire. En otras naves había montañas de lenguados y allí les sacaban los filetes, esos que luego vemos en nuestros mercados. Todo pescado llevaba su procesamiento. La verdad es que da bastante pena cuando ves estas cantidades inmensas de pescado. Me alegro por el bienestar de los pescadores locales, pero esto es una auténtica sangría para el ya de por sí esquilmado mar, nos lo vamos a cargar en 4 días…
    El olor de los comedores de pescadores era estupendo, el  atún guisado y acompañado de tallarines o de arroz. Luego más tarde lo probé  en un restaurante y ostias, lo hacen muy rico, con yuca, maíz y un caldo de lo más sabroso, se llama Viche esa receta. A ver si me la cuentan , ja,ja..

    Por la tarde me he ido de excursión a otro pueblo, Montañita, la meca de los surferos en este país. El ambiente pues muy parecido al de Cádiz, también plagado de surferos. Mucho rastafari nacional y extranjero, mucho musculito y lucir tipo, y también bastantes hippies. El pueblo vive claramente del turismo y está todo lleno de restaurantes muy chulos, bares de copas con música cañera o chill out, muchas tiendas de artesanía y puestos hippies y en cada casa un hostal. Las casas de 2 o 3 pisos son de estructura de bambú y los tejados de zinc recubiertos de hojas de palma. La verdad es que es un pueblo muy, pero que muy pintoresco.

    El viaje fue muy guapo, me costó hora y media llegar. Primero dejé atrás la zona de bosque tropical seco (la que me recuerda a África).  En esta zona las típicas vacas lecheras negras y blancas que ví en los pastizales de los Andes han dado paso a los cebúes, con sus chepas y sus largos cuernos.

    Luego kilómetros y kilómetros de selva tropical húmeda junto al mar. Ostía si vieran esto en Marbella, tanto terreno virgen por arrasar y edificar ja,ja,ja...  En el viaje de vuelta se había hecho de noche y de entre la oscuridad del bosque surgían miles de pequeños fogonazos de algo que supongo será parecido a nuestras luciérnagas, no sé, era muy extraño, tenían el mismo color e intensidad que las luces de las farolas de las calles.

    Bueno, me voy a cenar. Hoy empiezan las fiestas de Puerto López y se nota que hay más ambiente en las calles. Esto estaba demasiado tranquilo, pero hoy ya hay más bares de copas abiertos y luego hay baile en una plaza, igual que las fiestas de allí. De todas maneras mañana me toca levantarme pronto. Al final me he echado la manta a la cabeza y me voy a pescar al curricán, si no puede que no lo haga nunca ¿no os parece? 

    Besos

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