sábado, 12 de noviembre de 2011

Un viaje por Malasia y Singapur 1: Entre torres de cristal


El CBD desde Clarke Quay
     
  Un nuevo viaje comienza, después del parón del año pasado en el que no salí de Europa, vuelvo a mi querido y sorprendente sudeste asiático. Un pequeño cambio de planes me ha traído hasta  estos dos países pues la intención inicial era ir a Birmania, país al que le tengo muchas ganas pero que unos años por unas cosas y otros por otras se me va resistiendo, pero ya llegará, ya...
    
      A pesar de las casi 18 horas de vuelo, el viaje se hizo relativamente cómodo y rápido. Había pasado antes por el super moderno aeropuerto de Changi en Singapur, fue hace unos años, una escala de un vuelo a Indonesia, pero hoy venía para quedarme.

Una de las muchísimas esculturas que
adornan la ciudad
     Singapur es un pequeño país, una ciudad-estado de apenas 680 km. cuadrados, unos 5 millones de habitantes y muchísimo peso en la economía mundial. Parece mentira que una población tan pequeña pueda tener tanta influencia, pero su sector financiero, energético y tecnológico son bastante importantes. Ultimamente también tienen mucha importancia en su economía sectores como la biotecnología y el turismo. Aquí existe la pena de muerte para traficantes de drogas, aunque sea en mínimas cantidades, y hay muchísimas cosas prohibidas y penadas con fuertes multas, entre ellas comer chicle, tirar papeles y fumar fuera de los lugares habilitados para ello. Recuerdo al llegar al aeropuerto y ver a la policía en los controles que se apoderó de mi un cierto temor al pensar en todo esto, la biotecnología, la pena de muerte, las prohibiciones, la gente enfrascada en sus teléfonos móviles de ultimísima generación y en las tabletas táctiles sin relacionarse con los demás, todo esto  me trajo fugazmente una imagen de una sociedad demasiado mecanizada y que se había despojado de emociones y sentimientos... Pero esta sensación pasó pronto, sería un efecto del cambio de hora, no sé, había adelantado 7 horas en el tiempo, así de repente...




Chicas de procedencia china

 La mayoría de la población es de origen chino, el 70% aproximadamente, el 20% es de origen hindú y pakistaní, el 8% malayo y el resto son europeos expatriados que han fijado aquí su residencia por razones de trabajo principalmente.

   El calor era sofocante cuando llegamos, tomamos un metro para salir del aeropuerto, la red de metro es supereficaz, trenes modernos, rápidos y puntuales... En el tiempo que hemos estado allí nunca hemos tenido que esperar más de dos minutos para subir en ningún tren, y hemos cogido unos cuantos pues es la mejor manera para moverse por esta ciudad congestionada por el tráfico.

Chicas musulmanas
  Llama mucho la atención la mezcla racial tan grande que hay y la cantidad de puestos de comida que inundan las calles, unos con pinta deliciosa y otros realmente asquerosillos... Porque la ciudad será muy limpia y los rascacielos impresionantes y relucientes, pero hay auténticos pozos de mierda en algún que otro barrio, calles con el alcantarillado a cielo abierto como en algunas partes de la India y compitiendo con esta en cuanto a suciedad. No es la regla general, más bien al contrario pero tiene sus rincones...
  La ciudad está dividida en algunos grandes barrios dependiendo la raza y arquitectura predominante en esa zona, así tenemos Chinatown, Little India y Kampong Glam, pero en todos los barrios hay representación de las demás razas. En Chinatown están algunos de los templos hinduistas más importantes de la ciudad y también hay bastantes mezquitas. La verdad es que son muy tolerantes.


En el Merlion
  Luego está el CBD o distrito financiero, que es la zona de la ciudad que realmente te impresiona. Allí es donde habitan los espectaculares rascacielos con sus curiosas formas. Colosales estructuras de acero y cristal que tragan y vomitan constantemente a hordas de personas, ejecutivos de camisa blanca e iphones, chicas con falda de tubo y zapatos de tacón. Miles de esos yuppies trabajan en el entramado de rascacielos que se extienden por toda la bahía.
   A sus pies está el Merlión, el mitad león mitad pez, símbolo de Singapur y punto de visita obligada para los turistas que van allí a fotografiarse con las impresionantes vistas del bosque de rascacielos a sus espaldas.




   En frente, al otro lado de la bahía está el Explanade un enorme centro cultural de arquitectura muy vanguardista, un edificio como de escamas de acero y cristal que recuerda a la más apreciada de las frutas por estas latitudes, el durián. En este centro cultural todos los dias hay representaciones teatrales y conciertos, además de exposiciones y conciertos al aire libre. Una buena opción si vas a estar aquí un tiempo.

  En frente la extraña forma y nuevo símbolo de Singapur, un nuevo hotel en Marina Bay compuesto por tres edificios sobre los que se apoya una gigantesca piscina con forma de barco, la piscina más alta del mundo con sus palmeras y todo...
Nos internamos por las calles flanqueadas de curiosos rascacielos, hay lugares en los que el cielo está formado por las estrechas franjas que dejan los edificios y en una de esas intersecciones nos encontramos con Lau Pa Sat, lo que fue el mercado de abastos en su día y hoy lo han reconvertido en un gran centro de comida callejera, un mercado de restaurantes de todo tipo de comida asiática, puestos de cocina vietnamita, tailandesa, indonesia, malaya, china, etc... pides lo que quieres y te sientas en cualquiera de las mesas que hay por todo el recinto del mercado, muy buena opción para degustar todas esas delicias por un precio de risa, comes por apenas 3 euros. A la hora que hemos ido no había demasiada gente pero me imagino cómo se pondrá esto cuando salgan todos esos yuppies de los rascacielos circundantes... cualquiera pilla mesa...


   Después nos internamos por Chinatown, nos dejamos seducir por sus pintorescas callecitas y sus casas tienda, casitas bajas de dos o tres plantas con postigos y fachadas de colorines contrastando con las torres acristaladas de los rascacielos en el horizonte.. Qué mundos tan distintos en tan poco espacio..

Los templos están muy animados, entramos en uno de ellos, realmente espectacular. Una compleja estructura de aleros y tejados chinos da cobijo a más de 10.000 budas en este templo. No queda un trozo de pared donde no haya un buda. La gente va y viene de altar en altar, rezando y haciendo ofrendas de flores y frutas, quemando incienso... se está muy bien allí, un remanso de paz en el bullicio de la ciudad.


  Apenas dos manzanas más allá hay un templo hinduista bastante importante, su colorida gopuram y las cúpulas plagadas de figuras de la mitología hinduista recuerdan ciertamente a las fallas de Valencia. Es muy chocante ver los rascacielos sobresaliendo tras las cúpulas del templo.
  
 Tras los templos, en las calles han montado el mercado nocturno de Chinatown, repleto de tiendas de recuerdos y de trastos inútiles, paraísos del todo a 100 compiten por el espacio entre los comercios de ropa de marca y tiendas de electrónica. Nos vamos de allí, cogemos un metro y en apenas 4 paradas cambiamos de China a India. El Deepavali o festival de las luces ha terminado recientemente, pero Little India todavía está engalanada con las luces y adornos que cuelgan sobre las avenidas, como cuando han terminado las navidades en España pero todavía no han retirado las luces de adorno apagadas de calles y avenidas.

Las dimensiones de la ciudad terminan cansándonos, los grandes centros comerciales cambian sus adornos del deepavali por los navideños, empieza una nueva temporada de ventas... Singapur tiene dos grandes deportes nacionales: la comida y las compras compulsivas.

  Al día siguiente cogemos un autobús directo entre Singapur y nuestro primer destino en Malasia: la ciudad histórica de Malaca.  El viaje fue comodísimo, el autobús estaba dotado de unos comodísimos sillones casi totalmente reclinables y perfectamente acolchados. Ojalá tuvieramos autobuses así en España, sería menos duro viajar...  Dejamos la ciudad compacta atrás. Empezaron a aparecer barrios de grandes bloques de viviendas, fábricas de todo tipo pero principalmente de electrónica, Sony, Panasonic, y el gigantesco puerto a nuestra izquierda, extendiéndose durante kilómetros. Miles y miles de contenedores esperan allí su próximo destino en cualquier punto del mundo.

 Es el gran negocio de Singapur, su estratégica situación en pleno estrecho de Malaca, a medio camino entre los gigantes de China e India, lugar de paso obligado en barco para las mercancías de Japón y Corea rumbo a Europa hacen que toda esa mercancía tenga que pasar por aquí. Y eso da mucho dinero y gran parte de esa mercancía se queda aquí, a precios muy competitivos.
Al final, el pequeño territorio de Singapur llega a su fin. Los polígonos industriales, el puerto y las zonas residenciales dejan un pequeño espacio a las selvas del norte.  Y luego el complejo de aduanas se abre paso entre la selva, sellamos nuestros pasaportes. Hemos salido del país y estamos en tierra de nadie, subimos al autobús y cruzamos una franja de terreno donde la selva acaba abruptamente en una valla y alambres de espinos.Al otro lado el mar con forma de río, el estrecho de Johore nos separa de Malasia y el autobús enfila el largo puente que une las dos orillas. En el otro lado una valla y alambre de espino delimitan la selva como una imagen reflejada de la otra orilla singapuriense. Otra aduana, otro sello en el pasaporte y volvemos a estar ubicados en el mapa.
 
Poco a poco la selva va desapareciendo y su lugar es ocupado por miles y miles de hectáreas de cultivo de palma de aceite. Es desolador, los campos son enormes y se extienden durante los 250 kilómetros de nuestro recorrido por tierras malayas. En otras zonas los bulldozers han arrasado las plantaciones y la tierra roja aparece vacía en espera de ser replantada de nuevo. En otras zonas pequeñas palmeras empiezan a brotar y reanudando el ciclo. Malasia ha perdido casi todas sus selvas en apenas 20 años.
Una pena, somos una auténtica plaga para el planeta, en todas partes, en todos los países nos estamos cargando el planeta en un tiempo record. La selva de Sandokan convertida en un inmenso monocultivo en apenas 20 años...quién se lo iba a decir.
Esto es el desarrollo, y por supuesto los malayos están muy contentos con tanta modernidad. Las carreteras son excelentes y los coches nuevos y muchísimos de alta gama. Ya quisiéramos en España tener un parque móvil como el que tienen aquí.
Por fin llegamos a Malaca. Esta ciudad fue muy importante en el pasado y hoy es una de las principales atracciones turísticas del país. Su rica historia es lo que la hace tan sugerente. Su estratégica posición en el estrecho del mismo nombre y a resguardo del monzón hizo que en el siglo XIV se creara aquí un sultanato y se convirtiera en un estratégico puerto en la ruta de las Indias Orientales. Es por eso que fue una ciudad muy disputada y haya pasado por la dominación de varias potencias occidentales. Primero fue Portugal, que quiso ampliar su importante plaza de Goa en la India y extender y ampliar el comercio de las especias, oro y esclavos entre otras mercancías. Luego pasó a manos holandesas y ahí entró en declive ya que ellos siempre dieron más importancia a sus colonias en territorios de la actual Indonesia, donde sacaban las especias que valían más que el oro en su momento. También pasó a manos inglesas y durante un tiempo recuperó algo de su esplendor, pero los ingleses también la dejaron decaer pues acababan de fundar lo que para ellos sería la gran joya de esta zona: el puerto de Singapur. Finalmente se independizó  y pasó a formar parte de la Federación de estados Malayos. Pero eso ya es otra historia y ya os la contaré en otro rato.



1 comentario:

  1. Cuántas cosas interesantes!!!! Algunas de ellas me han impactado, como lo de la prohibición del chicle!! En el instituto están todo el día comiendo!!!! Debes estar pasándolo genial, y me alegro!!! Abre bien los ojos y sigue contando!!! Será un placer el leerte!!! :) Besos desde mañolandia!!! :) Ana :)

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