miércoles, 11 de abril de 2012

Relatos desde India 1: Bombay no es un paraíso

     


   22 Octubre de 2009

 Hola familia, amigos y demás.

  Otro año más voy a intentar contaros lo que voy viendo en mi viaje, bueno, más bien serán algunas pinceladas del viaje que me vayan viniendo a la mente, aquí sentado en un pequeño cibercafé abarrotado de gente.

   Lo primero deciros que la canción de Mecano es mentira: Bombay no es ningún paraíso, ni de lejos. He visto muchas, muchas ciudades del mundo y esta a pesar de ser una de las 4 o 5 mayores ciudades del planeta no tiene excesivo encanto. Más bien es un enorme caos asentado en una isla casi totalmente artificial. Más de la mitad de sus 440 km2 son ganados al mar. La diversidad de ambientes y gentes entre sus 18 millones oficiales de habitantes, que seguro serán muchos más, es enorme. Digo que seguramente serán más de 18 millones de habitantes porque esta ciudad es como un foco de atracción para las gentes más pobres del país y todos los días llegaran unos cuantos miles de personas a probar suerte y por supuesto no están registrados en ningún sitio. La ciudad, la más industrial del país, es también la meca para los que quieren ser artistas y actores, pues aquí se asienta Bollywood, la gigantesca industria cinematográfica de la India, que supera con creces por número de películas producidas y por número de espectadores a Hollywood. Pero es que en nuestro pequeño mundo nos olvidamos de que los occidentales somos muy poquitos, solo uno de cada siete habitantes de la Tierra, y de que por supuesto estos seis de cada siete habitantes restantes del planeta también tienen sus propias costumbres, culturas y aficiones.

  

 Llegamos ayer y la hora y media que nos costó atravesar la ciudad nos dieron para ver las dos caras de la India: la de la pobreza más miserable, con barrios chaboleros donde la gente vive y muere en la calle, con chabolas de cinc pegadas a los lados de la carretera y  donde sus habitantes duermen tirados en el asfalto, donde las ruedas de los camiones y coches pasan a escasos centímetros de la gente que dormita en las calles. La de las chabolas montadas sobre pilotes rematando las orillas de infectos y pestilentes ríos negros. Las montañas de basura a los lados de la calle, siempre cubiertas por nubes de cuervos azulados rebuscando algo que  llevarse a la  boca. Si, esa es una de las caras de Bombay.
 La otra es la de los coches de lujo y los rascacielos de acero y cristal. Los hombres de negocios con sus ordenadores portátiles y caros trajes, las mujeres vestidas con lujosos saris de seda y adornadas por innumerables joyas de oro. Y todo ello ambientado en un constante sonido de fondo formado por cientos de bocinas de coches sonando. Aquí todo el mundo hace sonar la bocina cuando conduce pues es la manera de avisar de que están ahí y personas y vehículos conviven sobre el asfalto.
    Nosotros nos hemos venido a Colaba, la parte sur de la península que forma Bombay. Es donde más hoteles y servicios hay para los turistas y donde más restos del imperio británico quedan. Comparado con el norte de India, donde estuve hace 6 años, aquí hay muy poco turismo. Si sales de las 4 o 5 manzanas donde nos encontramos ahora, es muy difícil que te encuentres con ningún turista. Esto me ha sorprendido muy gratamente.

  
 Ayer estábamos hechos polvo del viaje y el calor nos pareció muy intenso y pegajoso. Hoy lo hemos llevado mucho mejor.
    Paseamos por las calles principales de Colaba y Fort, las zonas más turísticas de Bombay y fuimos a ver los edificios más interesantes de la ciudad. Son de estilo inglés pero con un toque hindú que recuerda a los edificios de estilo mongol de las ciudades del norte.
A veces parece que estás en Londres. Universidades y torres inglesas sacadas de una película de Harry Potter aparecen entre grandes jardines donde los chicos musulmanes, de aspecto pakistaní, juegan al cricket.


Si te paras a mirar bien estos edificios verás que los arcos góticos tienen un estilo arabesco y están rematados por cenefas de dos colores como las de las mezquitas.  Luego encuentras edificios bastante impresionantes de estilo victoriano, como la colosal estación central de trenes, llamada precisamente Victoria Terminus.
    El problema es el estado de conservación de estos edificios, que en su día debieron tener alegres colores, sus tejados y fachadas rojizas, sus blancas columnas, porches, capiteles y esculturas hoy son de un sombrío color grisáceo debido a la intensa contaminación de esta  ciudad. 

 Los gigantescos árboles de enorme porte e inmensas copas cubren gran parte de la ciudad. Muchos de ellos tienen enormes raíces aéreas que al tocar el suelo les sirven de contrafuerte. Parece que estés en la selva. Algunos de estos árboles son sagrados y la gente ha creado altares a sus pies y hacen allí sus ofrendas.
   
 Aunque se ve claramente que estás en la India, el ambiente es más cosmopolita que en otras ciudades, y es una ciudad más ordenada que Delhi. Hay muy poquitas, pero que muy poquitas vacas por las calles y a día de hoy no he visto ningún elefante circulando por sus calles. Lo que hay son infinidad de librerías y bibliotecas. Hay esquinas de las calles completamente tomadas por tiendas callejeras de libros.
    Los animales que más se ve son los cuervos, los hay a miles, claro con tanta basura... Pero es que además hay una gran población de origen Parsi (descendientes de los persas) y ellos no queman ni entierran a sus muertos. Lo que hacen es abandonar a sus muertos en lo alto de algunas torres especialmente dedicadas para ello.




Entrada a una Torre del Silencio de los Parsis

 
 Hace pocos años eran los buitres los que daban cuenta de sus cuerpos, pero parece ser que ahora hay pocos buitres en la ciudad y son los cuervos los que se encargan de hacer desaparecer los cadáveres. Vaya panorama ¿no?  Es algo que no está permitido ver para alguien que no sea parsi, y hace pocos años un fotógrafo occidental se logró colar en una de las Torres del Silencio y sacó fotografías que luego publicó una revista. Dicen que se armó un enorme revuelo y la revista fue censurada y desde entonces está estrictamente prohibido que nadie pueda ver estos sitios para ellos tan sagrados. Recuerdo que en Benarés podías ver perfectamente cómo quemaban a sus muertos, podías deambular entre las pilas funerarias y ver cómo los cuerpos se deshacían en grasa como si fueran panceta en la barbacoa, veías los intestinos quemándose y las calaveras negras por el fuego, no había ningún problema en que estuvieras allí si lo hacías con respeto, pero ni se te ocurriera enseñar la cámara de fotos, porque si no te podías meter en un gran lío.

   Bueno, que me pongo macabro, o no, porque para nosotros eso es muy macabro, pero aquí es lo más normal del mundo y no se contempla de otra manera. Diferentes culturas, diferentes maneras de entender la vida y también la muerte.
  Otros animales que abundan mucho son las grandes águilas y los milanos, los hay a centenares, cazan a los cuervos y palomas y supongo que a cualquier animal al que le puedan echar la garra encima.  Esta noche hemos visto que hay muchos zorros voladores, los enormes murciélagos de hasta un metro de envergadura de alas que había visto en Indonesia. También viven en las calles de Bombay. Es espectacular verlos volar a pocos metros sobre tu cabeza. Con sus enormes siluetas de vampiro. Las águilas y milanos los atacan y los molestan pero no he visto a ninguna que haya conseguido cazar alguno. Supongo que será cuestión de tiempo encontrar a alguno desprevenido o debilitado y seguro que se convertirá en su presa. Para los que no conozcáis a estos murciélagos, deciros que es el mayor murciélago del mundo. No tienen esas feas caras y orejas que tienen los murciélagos insectívoros, estos parecen perros o zorros, peludos y con hocico y enormes ojos, pero con unas enormes alas de murciélago de hasta un metro de envergadura. Se alimentan de frutas que comen mientras revolotean alrededor de los árboles. En Indonesia y Filipinas los cazan para comérselos. Echan cometas a volar y en el hilo de las cometas atan anzuelos para que los zorros voladores se enganchen cuando pasan a su lado.
   


Estación Victoria Terminus
 
    Bueno, en fin, voy a ir cortando el rollo. Mañana nos vamos de Bombay. Hemos reservado un vuelo a Aurangabad, la ciudad que tomaremos de base para desde allí visitar las cuevas templo de Ellora y de Ajanta. Unas espectaculares cuevas que por las fotos que he visto parecen sacadas de una peli de Indiana Jones. Son patrimonio de la humanidad y les tenemos bastantes ganas.

    

 Ah, por cierto. Las chicas con las que me he venido, Sonia e Imma, las que conocí en el foro de la revista de viajes Altair son muy majas. Hay muy buen rollo y nos reímos bastante. Llevamos dos días juntos, pero parece que la cosa funciona bien. Ojala siga así. Siempre es un poco arriesgado irte con alguien a quien no conoces de nada, pero...

  


 Bueno, otro día os sigo contando. Besos



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