miércoles, 17 de agosto de 2011

Crónicas de Tailandia 13: La isla de las dos caras‏


      Martes, 2 de diciembre de 2008

Bueno, pues parece ser que a partir de mañana el problema de los aeropuertos quedará solucionado. El Tribunal Constitucional ha disuelto el gobierno y el bloqueo de los aeropuertos parece ser que terminará mañana a las 10 de la mañana. Aunque quizás no estén operativos hasta pasado mañana, pues ahora toca limpiarlo y poner las cosas a punto. Qué alivio, yo creo que para el día que nos toque volver a nosotros ya estará trabajando a pleno rendimiento y se habrá absorbido el tapón de turistas que aún no habían podido regresar. Esperemos que si.

      La fiesta playera de anoche fue brutal, necesitábamos un poquito de fiesta para liberar tensiones y lo conseguimos. Vino muchísima gente y el ambiente era super bueno. El grupo, bastante bueno y los encuentros y corrillos de gente, muy divertidos. El personal tirado por la arena, otros bailando desenfrenadamente, otros bañándose en el mar bajo la luz de las estrellas. Fue una noche memorable. Nos juntamos una buena cuadrilla de españoles, encontramos a un grupo de 7 que a su vez se habían ido juntando a lo largo de la tarde, y también había con ellos una chica inglesa que ayer tuvo que sufrir una noche en español, que prueben de su medicina ja,ja,ja... nosotros siempre tenemos que morir al palo y relacionarnos con todo el mundo en inglés, anoche le tocó a esta chica relacionarse en español.
     A las 3 de la mañana y con una considerable dosis de alcohol en el cuerpo acabé bañándome en el mar, bajo las estrellas, con varios de los españoles. Fue toda una experiencia. En fin, que hacía falta una noche así.


  
Hoy salió el sol y todavía con la resaca nos fuimos a las playas perdidas del sur de la isla. Pero mira lo que es la casualidad que cuando hemos salido Javi y yo de bucear ¿quién estaba allí? Si, los siete españoles ja,ja,ja... habían elegido el mismo sitio que nosotros. Y también han aparecido la pareja de mallorquines con su niño de 14 meses, los que encontramos en Ayutthaya. Ha sido muy bonito, las casualidades no existen.

    Luego nos hemos disuelto, aunque volveremos a encontrarnos en breve. Mañana dejamos Ko Lanta y nos vamos al sur, a la última isla antes de entrar en Malasia. Es el parque nacional marino de Ko Tarutao, uno de los mejores paraísos de Tailandia. Cogeremos un barco por la mañana y tras seis horas de navegación, que seguramente se convertirán en 7, llegaremos a Ko Lipe, nuestro destino. Una pequeña isla de unos 6 kilómetros de largo, de arenas blancas y finas como la harina y rodeada de potentes arrecifes coralinos. Las fotos que hemos visto son bestiales, un auténtico paraíso. Pensábamos haber ido a la famosa Ko Phi Phi, pero después de pensarlo creemos que esta zona es mucho mejor. En las tres agencias que hemos preguntado por el pasaje del barco, cuando les hemos preguntado qué isla era más bonita, si Ko Phi Phi o Ko Lipe, ni lo han dudado, las tres nos han dicho que Ko Lipe. Además será bonita la travesía de 6 horas en alta mar. Y luego en la isla no hay nada, aparte de los 4 restaurantes y hotelillos, cuando digo nada es que no hay circulación rodada, se va a todas partes andando, las distancias son cortas. Va a ser la guinda que ponga punto final al viaje y la verdad es que promete.
    Los otros españoles vendrán en los próximos días. La pareja mallorquina tiene que buscar el hospital más cercano a Ko Lipe, y creemos que está en la cercana y más grande isla de Ko Tarutao. Es por pura precaución, al viajar con un niño tan pequeño hay que mirar estas cosas.


Lo mallorquines con el pequeño Noa


El crío, Noa, es una pasada, prácticamente ha aprendido a andar aquí y ya se está bañando en estas playas tan auténticas. Flipa con los monos y con los elefantes, con las mariposas y con los tailandeses, que aquí respetan mucho a los niños. Dicen que es en esta edad cuando se forja gran parte de nuestra personalidad y de la capacidad de relación con los demás. Sin duda Noa va a ser una persona muy íntegra y feliz. Está viviendo unas situaciones tan alucinantes para un crío que todo eso se quedará para siempre en su subconsciente. Me parece algo estupendo criar a un niño así.

   


  Echaremos de menos Ko Lanta, la isla de las dos caras, la cara de la parte turística, llena de bungalows y playas remotas, la de las motos para arriba y para abajo, la de la fiesta y la tranquilidad. Pero esta tarde volvimos a la parte de la isla donde vive la gente. La otra costa, la de las selvas y las plantaciones de caucho, la de las casitas de madera, la parte sin apenas tráfico. Me encanta esta zona, la placidez que se respira. Creo que nunca he visto una zona donde se viva con tanta tranquilidad. Es una pasada verlos tan tranquilos, sentados en las calles, tirados en sus hamacas, los grupos de niños jugando bajo los árboles, o dentro de los ríos. Aquí no saben lo que significa la palabra estrés, se les ve en la cara. Nunca lo tuvieron, viven al día y lo disfrutan. Es un sitio maravilloso para vivir. Estuvimos en Lanta Old Town, el primer asentamiento en esta isla, y nunca vi una ciudad más apacible. Tras el brazo de mar que la separa del continente, allá a lo lejos, podemos ver las altas montanas de Krabi, iluminadas de rojo por la puesta de sol. Unas cuantas islas selváticas son toda la tierra que se interpone entre nosotros y Krabi. La visión es magnífica.



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