jueves, 17 de noviembre de 2011

Un viaje por Malasia y Singapur 3: La confluencia embarrada


El ascensor subía a tanta velocidad que se me taponaron los oidos casi instantáneamente. No era para menos, 270 metros en apenas 20 segundos es una velocidad bastante considerable. Estábamos subiendo a la Menara KL, la gran torre de telecomunicaciones que domina la ciudad de Kuala Lumpur, la capital de Malasia. Habíamos llegado el día de antes y habíamos recorrido parte del centro y ahora nos disponíamos a verlo desde las alturas.

Vista desde la Menara KL a 270 metros de altura
La visión no nos defraudó, la ciudad se extendía a nuestro alrededor y todo parecía una miniatura visto desde esa atalaya. La Menara KL es la 4ª mayor antena del mundo con sus 421 metros de altura. A 270 metros de altura tiene un mirador panorámico y desde allí puedes ver el bosque de rascacielos que surgen irregularmente por todos los rincones de la ciudad.  Poco a poco los barrios antiguos y los edificios coloniales van desapareciendo a golpe de piqueta y en su lugar aparecen las grandes torres de diseños curiosos, algunos hasta estrambóticos. Las casas tradicionales malayas aún resisten en el barrio de Kampung Baru, pero en el resto de la ciudad apenas quedan algunas calles de casas de colorines ya desvencijadas por el tiempo y la lluvia. Quedan arrinconadas por las nuevas edificaciones que se abren paso verticalmente como buscando la luz, igual que los árboles en la cada vez más escasa selva circundante.

Las impresionantes Torres Petronas con sus 452 metros
  Frente a nosotros la imponente silueta de las Torres Petronas, construidas en los 90 y que durante unos cuantos años fueron los edificios más altos del mundo con sus 452 metros de altura. Impresionan, las agujas que rematan sus dos torres gemelas se clavan en las nubes y desaparecen. Su bella estructura de estrella de ocho puntas es realzada por la combinación de acero y de cristal en cada una de sus 88 plantas. Realmente son un edificio muy bonito y emblemático. Son la sede de la empresa petrolífera del país, Petronas, aunque también hay algunas oficinas de otras empresas como la cadena de TV Al Jazeera. Las íbamos a visitar por la mañana, pues dan 1400 entradas diarias para subir al puente que une las dos torres a 170 metros de altura, el Skybridge, pero vaya, precisamente ahora está cerrado al público pues lo están ampliando y mejorando. Volverán a abrir el próximo enero. Una pena, porque lo que vi del interior del edificio, la planta calle, es espectacular y reluciente. Más allá están los tornos y ya no podemos pasar. Hay muchísima seguridad privada tanto en los accesos a los parkings como en el interior del edificio.

El nombre de la ciudad viene de cuando en 1850 una expedición de prospectores chinos llegó a este enclave y se encontró con la confluencia de dos ríos llenos de lodo, de ahí Kuala Lumpur, que en chino significa la confluencia embarrada. Y aunque la mayoría de los miembros de esta expedición murieron, casi todos debido a la malaria y otras enfermedades tropicales, pronto vinieron más mineros en busca del estaño que abundaba por aquí y fundaron la ciudad.
Hoy la ciudad se extiende por una gran extensión de terreno y enormes bloques de viviendas y de oficinas van sustituyendo a las pequeñas casitas coloniales y a los barrios tradicionales chinos.

Algunas casas coloniales aún resisten
 Pero también quedan grandes espacios vacíos entre zona y zona y en ellos el verde original aún se conserva. Visto desde arriba parece una macrociudad entre pastos e incluso selvas. Si, si... en plena ciudad hay una zona de selva de unas cuantas hectáreas, la reserva forestal de Bukit Nanas, en pleno corazón de Kuala.
La población es de lo más variado, chinos, hindúes y malayos principalmente se reparte la ciudad y se entremezclan en sus calles, en poco rato viajamos de China a India, una sensación un tanto extraña y desconcertante.

Jungla en pleno centro
 Las calles son un enorme mercado al aire libre, hay puestos de comida por todas partes, esta gente come casi siempre fuera de casa y claro ¿a quién le extraña con estos ridículos precios y la enorme oferta existente?
Los mercados a veces son abigarrados, apenas puedes pasar entre sus calles, las mercancías se agolpan unas contra otras. A veces son pestilentes, el olor a fermento acumulado puede llegar a hacerte sentir nauseas. El tráfico caótico, los vendedores ambulantes,  puestos de lotería en las esquinas, una señora pasea en nihab mostrando solo sus ojos, los monjes budistas de color azafrán, los niños jugando al balón, llama el muecín a la oración, suenan los claxon en el atasco y por encima de ellos ruge el tren. Crisantemos perfumados en las afueras del templo hinduista, helados y batidos de colores, una legión de oficinistas se disponen a comer en macilentos restaurantuchos en la calle, suena el tambor en un templo, me ofrecen taxi, taxi, taxi, taxi.... las calles de los transexuales, miradas cruzadas y guiños de ojos, olor a orines en el callejón, neones que se encienden y se apagan, el humo del pescado friéndose, las motos y los coches aparcados en inexistentes aceras y por encima del caleidoscopio se asoman las Torres Petronas, imponentes, elegantes, vigilando al resto de la ciudad, un zumbido de una moto... compra, compra ¿qué le apetece comprar al señor?
Restaurante callejero
Y Kuala vive su locura desenfrenada y endiabladamente rítmica, como un gran organismo, de día y de noche, a pleno sol tropical y en pleno diluvio monzónico, porque hay que ver con qué alegría llueve aquí. Un par de tormentones de estos de vez en cuando y ya no tendría que ir a regar el huerto.
Nos movemos con el metro que aquí es un tren de superficie que va elevado sobre columnas de hormigón sobre las avenidas y principales arterias de la ciudad, igual que el Skytrain de Bangkok,  así es muy fácil recorrer la ciudad no importa cuan grande sea el atasco que hay bajo nosotros.

El monorrail pasa raudo sobre el gran atasco
Estamos en una zona apartada del centro, Titiwangsa, pero hay un intercambiador de transporte en la zona y en apenas 15 minutos estamos en cualquier sitio. También hay un monorail que cruza rápidamente  la ciudad por las alturas. No es una linea circular, más bien tiene forma de "S".
En la plaza Merdeka, la principal plaza de la ciudad hay unos cuantos palacios muy bellos, de estilo británico mogol, como en Bombay.  También hay un enorme campo de hierba verde, es el campo de cricket del club Selangor, un elitista grupo de casas de estilo Tudor donde antaño se reunían los ricachones ingleses y donde ahora se juntan los pijos de la ciudad que siguen sus pasos.
Hay una gigantesca pantalla de vídeo, nunca había visto ninguna tan grande y están poniendo fútbol. Juega Malasia contra Camboya. Es la copa de fútbol de Asia y va ganando Malasia por 3 a 1.



Al día siguiente nos vamos a ver las cuevas de Batu a unos 15 kilómetros de la ciudad. Es un macizo calcáreo que recuerda mucho a las montañas de Vietnam, paredones calcáreos cubiertos de selva hasta la cumbre. Pero dentro están huecos. Las dimensiones de la cavidad son formidables, espectaculares, recuerda a una gran catedral.
El dios mono Hanuman

Para empezar hay que subir 272 empinados escalones y esto fue una prueba de fuego para mi pierna, pues me vine un poco lesionado de Zaragoza, pero parece que la cosa va bien y aguanté sin problemas.


Enorme estatua de Muruga y escaleras
 Las cuevas están dedicas a Muruga, una deidad hinduista, y una enorme estatua suya de 42 metros de altura, de color dorado y bellas facciones está a los pies de las escaleras. Luego empiezas a subir y te salen al paso un montón de monos macacos para pedir comida. Causan gran expectación entre la gente. Cuando llegas arriba después de un buen rato encuentras la super caverna, con muchas figuras de dioses hindúes en sus paredes y al fondo un templo iluminado con lucecitas de colores. Hay luz en la cueva porque arriba, en lo alto de la caverna hay 3 bocas de cueva por donde entra la luz del sol.

Cuando atraviesas la enorme sala encuentras otras escaleras aunque más pequeñas y llegas a otra sala donde se ha desplomado el techo y ha quedado un círculo de cielo sobre los paredones calizos.  Otro templito nos aguarda allí. También hay muchos monos correteando por los paredes de roca vertical. En el suelo juegan y piden comida e incluso alguno trata de intimidar a alguna persona enseñándole los dientes.

Un par de ellos después de hacer salir corriendo a una mujer en nihab, intentan robarle el sari de vivo color amarillo a otra señora. Se creen los amos del lugar, se crecen intimidando al personal,  pero cuando me miran buscando una nueva víctima de sus abusos, les enseño el bastón que me he traído para subir las escaleras y rápidamente se dan la vuelta ante semejante amenaza. No les ha hecho falta más lenguaje corporal.
En este importante templo se celebra una fiesta que ya está prohibida en la India, el Thaipusam. Alrededor de un millón de fieles se juntan por aquí en esas fechas (febrero) y los más devotos se preparan durante el mes anterior para someterse a un ritual que consiste en perforarse lengua, nariz, mejillas con grandes agujas.. Otros se clavan garfios en la espalda y les ponen unas cuerdas con las que arrastran pesados carros altar. Dicen que los devotos bien preparados entran en trance y no sienten dolor y que curan sus heridas con cenizas. Pero también dicen que los médicos trabajan mucho esos días pues hay otros muchos devotos que al parecer no vienen tan bien preparados.
Imagen del Thaipusam

Vuelva a diluviar ¿cómo es posible que caiga tanta agua en tan poco tiempo? Grandes charcos y ríos se hacen dueños de la ciudad, pero ni aún así se para la ajetreada vida. Muchas calles son porticadas y se puede andar y seguir comprando y vendiendo. El eficaz sistema de alcantarillado enseguida dará cuenta de tanta agua.


Por la tarde me doy el más extraño masaje que me haya dado nunca. Es un masaje de pies a cargo de unos pequeños doctores: cientos de pececitos.

Es una costumbre malaya, tienen unas piscinas llenas de unos peces especiales, sin dientes e introduces los pies en las bañeras y los bichos te comen la piel muerta y te dejan unos pies de maravilla. Al principio no podía soportarlo. Estaba yo solo con cientos de pequeñas bocas compitiendo por un milímetro de mi piel. Qué cosquillas y qué sensación más extraña. Había dos piscinas y en esta primera estaban los peces más grandes y la sensación era muy fuerte. No podía sumergir más que los talones y las plantas de los pies.  Cientos de peces se arremolinaban en mis pies e incluso saltaban fuera del agua. Impresionaba mucho, parecían pirañas. Los dedos no podía meterlos porque me daba una mezcla de cosquillas y de grima.
Luego probé con la otra bañera, la de los peces más pequeños y estos ya si que eran soportables aunque al principio también hacían bastantes cosquillas. Tanto me gusto que repetí y luego otra vez más con los grandes que ahora que ya me había acostumbrado a la sensacion si que podía soportar.  Echamos unas buenas risas porque cuando logré convencer a Paqui para que lo probara, pegaba unos gritos tan fuertes que me empezó a dar una risa tremenda, no podía parar de reírme y me encanaba, tal eran los gritos que daba que se me saltaban las lágrimas de la risa.  El dueño de los peces, otro señor que había por allí y tres personas más que estaban masajeándose no se podían contener de la risa viéndonos allí a los dos. Menudo espectáculo que dimos, hasta venía gente de las tiendas de al lado a ver de qué nos estábamos riendo tanto. Pero qué buen rato nos pasamos jajajaja....
El caso es que los peces se dieron un autentico festín con mis pies y la piel se me quedó increíblemente suave. Me miraba los pies y los veía más blancos que antes, la de piel muerta y roña que habían comido los animalitos.

3 comentarios:

  1. Como siempre fantástico, digno de un gran reportero y, para que no tengamos envidia, solamante ganas de volar a disfrutar de tanta belleza.
    La experiencia del masage de los peces, la tienes muy cerca de Zaragoza, en la provincia de Teruel hay un riacchuelo que termina en una gran poza, y esos pececillos te hacen hasta la manicura si te dejas. Es una sensación fascinante, la conozco.
    Las fotografías bellísimas. Espero que tu pierna esté ya perfecta.
    Un besico

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    1. y uno no se puede meter todo para que le quiten las celulas muertas de todo el cuerpo ???

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    2. Pues en principio no te dejan introducir nada más que los pies porque tienen otras peceras sólo para las manos. Así te cobran 2 veces. De todas formas, la sensación de meter todo el cuerpo tiene que ser difícil de resistir pues si ya en los pies las cosquillas eran insoportables imaginate en otras partes del cuerpo más sensibles

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