jueves, 5 de julio de 2012

Relatos desde India 6: La bendición del elefante



         3 Noviembre 2009

          El elefante cogió la rupia de mi mano y a continuación me tocó la cabeza con su trompa. Era muy pesada, pero la puso con bastante delicadeza sobre mi cabeza, cosa bastante de agradecer, pues había visto como a otros les había tocado con un poco más de fuerza. La verdad que me dan un poco de miedo los elefantes, desde que vi en el youtube lo que son capaces de hacer con la gente cuando se les cruza el cable y les da la locura, algo que ocurre con más frecuencia de lo que pensamos.

    

    El caso es que estaba en el templo de Hampi y allí es tradición que un elefante te dé su bendición tocándote la cabeza. Estaba elegantemente adornado, con una armadura dorada sobre su frente, pinturas de colores en las orejas y cubierto por una manta roja. Es como los engalanan en esta zona. La ciudad de Hampi es una ciudad sagrada para el hinduismo y está llena de peregrinos.



    
     Son los que vi la otra noche durmiendo en el patio. Otros muchos duermen en hostales especialmente dedicados para ellos. Los ves con sus ropas blancas, sus frentes pintadas con la U de Shiva, otros con tres trazos horizontales amarillos sobre la frente, cada uno con sus signos. Había también muchos Hare Krishna. La verdad es que hasta ahora era el ambiente más religioso que habíamos encontrado en toda la India.

  
    En el río los peregrinos se bañaban, hacían sus plegarias sobre pequeños altares improvisados y otros lavaban sus ropas, extendiéndola luego sobre las orillas para secarla. El colorido de los saris extendidos sobre los pequeños ghats (o escaleras para bajar al río) era espectacular. Al fondo las siluetas de pequeños templos sobre las grandes rocas dentro del cauce del río. Más allá, las rocas amontonodas por los gigantes....  Era como una especie de Benarés en pequeñito. Al ser una ciudad sagrada no hay carne ni alcohol, la dieta es estrictamente vegetariana, pero hay mucha oferta y comemos bastante bien. Para los que no lo sabéis, deciros que la India es un país donde más de la mitad de la población es estrictamente vegetariana.
    
  
      Hoy hay mucho movimiento en Hampi. Han venido muchos peregrinos y en el gran templo hay una boda. Nunca había visto una boda hinduista y me quedé a ver la ceremonia. Hacen unas guirnaldas de flores y se las colocan a los novios, luego la novia esparce unos polvos de diversos colores sobre una bandeja llena de cocos.

      Luego se echan granos de arroz teñidos de colores, primero entre ellos y luego a todo el personal que estaba alrededor. La música suena de fondo. Son tambores y unas trompas curvas, con forma de cuerno de elefante.

   
 Los músicos visten de blanco con turbante amarillo. La verdad es que es bastante más alegre y espectacular que nuestras bodas.

  
La señora con la que me querían casar
       Luego los allí presentes empiezan a bromear conmigo y a decirme que me quieren casar con una señora que hay allí. Me da la impresión que se están burlando de ella. Es una señora de unos 40 o 45 años que está participando activamente en la ceremonia. Las burlas siguen y todo el mundo se ríe. Creo que esta mujer debe estar señalada de alguna manera en el pueblo, no sé, como si tuviera algún estigma que pagar de su pasado, algo así como una madre soltera o esposa infiel. No sé, me molesta que se rían de ella a mi consta.

   
     En el templo destaca la gran Gopuram, de unos 50 metros de altura, y su patio porticado. Las columnas están hábilmente esculpidas. Luego tras el templo central propiamente dicho, hay unos cuantos altares menores donde la gente hace sus ofrendas de dinero, incienso y flores y recibe el agua sagrada de los brahmanes. La verdad es que es bastante bonito de ver.



     Una forma de misa distinta, sin sermones, de tú a tú, los dioses y tú, pues los brahmanes sólo intervienen para cantar, dar el agua bendita que los fieles beben y de vez en cuando pasar una lámpara con el fuego purificador.

  
        Fuera en la calle hay mucho ambiente hoy también. Viene un ministro de visita y hay mucha policía y hasta una unidad móvil de televisión. Grupos de percusionistas tocan ritmos desenfrenadamente, unos con pañuelo rojo en la cabeza, son unos 15 y el que lleva el bombo gira sobre si mismo con mucha energía, usando el bombo de contrapeso. El otro grupo de percusionistas es algo más pequeño y visten con un atuendo que parece africano, como unas pieles de tigre. Estos además de tocar se dedican a hacer acrobacias y piruetas sobre los tambores. Es muy espectacular verlos actuar. Pero no podemos quedarnos más, debemos coger un tren en Hospet, que nos llevara a Hubli, y allí tomar un tren nocturno a Mysore, nuestro próximo destino.

  
      Pero antes contar brevemente que el dia anterior alquilamos un ricksaw (es como un motocarro, pero de pasajeros muy habitual en India como taxi)  y nos fuimos a ver muchos de los templos que hay esparcidos por estas montañas.
    
Establos de elefantes, los antiguos garajes
    Vimos los grandes establos donde antes guardaban a los elefantes de los reyes Virijayanas, algo de los restos de sus palacios y algún templo bastante espectacular, pues están profusamente decorados con bellas y finas esculturas a pesar de la dureza del granito con el que están construidos.


     Menudos artistas, qué manos más diestras,  qué perfección conseguida sólo a base de martillo y escoplo.
     Y si estos templos me gustaron debo admitir que la naturaleza circundante casi me ha gustado más todavía. Es una dura competencia la de la escultura del hombre con la de la paciente erosión.

    La verdad es que hay formaciones espectaculares y la única pena es que hay una calima que difumina las formas lejanas, y no sé cómo se apreciará en las fotografías. El monzón ha terminado hace apenas 3 semanas y toda esa humedad está saliendo ahora del suelo dándole ese aspecto de calima a estos paisajes sorprendentes.

   
     Para terminar el día vamos a ver la puesta de sol a lo alto de uno de estos montones rocosos. Allí arriba hay un monasterio hare krishna. Se ve que los tíos están tocando música 24 horas al día, como para tenerlos de vecinos vaya… El lugar es tremendo... Desde las viseras de roca podemos contemplar un inmenso horizonte, el valle verde con su río serpenteante, la carretera que se ve diminuta desde aquí arriba, los palmerales, los montones de bloques de granito esparcidos por todas partes y al fondo, el perfecto disco naranja del sol que lo va tiñendo todo con su luz rojiza.

    Es una puesta de sol grandiosa, en un sitio privilegiado.  Creo que me costará olvidarla.
  

   


    
      Al día siguiente, después de la boda, los tambores y demás, nos vamos de Hampi. Tenemos que ir hasta Hospet, el ambiente es bastante curioso allí, la gente lava los coches y camiones en el río, que es de color rojizo por la cantidad de arcilla que lleva disuelta. Todo adquiere un tono rojizo allí, pues además de los vehículos también lavan en el río la ropa y a ellos mismos. Las chabolas de madera y plástico contrastan con el lujoso hotel en construcción, un gran palacio que está en obras pero que ya luce en la entrada una enorme lámpara de araña con multitud de cristalitos.

  
     Hay un poco de confusión en la estación de Hospet, pues primero nos habían dicho que nuestro tren salía a las 4, luego que a las cinco, luego que a las 4 otra vez y finalmente salimos a las 4 y media, pero no era un tren expreso como nos habían dicho y nos habían vendido los billetes, sino un regional o local, vamos lo que vulgarmente los viajeros conocemos como borreguero.  Es decir que todos esos cientos de personas que estábamos atestando el  andén teníamos que entrar en el tren que ya venía bastante lleno.
      Bueno, ahí hubo de todo, empujones, codazos, menos mordiscos creo que de todo. Tuvimos que luchar y ponernos un poco burros como ellos, pero al final entramos. Eso si, no veas para moverte dentro.... Después de un rato de apreturas conseguí hacerme con una de las literas superiores y allí entre equipajes pude hacer el viaje medianamente cómodo. Al rato Imma consiguió hacerse con otra litera y Sonia tuvo que compartir asiento con ni se sabe cuántas personas y 4 o 5 bebés.
     
La estación de Hospet
     Es una pasada, con todos los que son y todavía siguen naciendo muchos más. No sé dónde se van a meter, la verdad.  Bueno, el tren era para verlo, desde la litera de arriba yo no veía nada más que cabezas, pero la vendedora de cacahuetes, con la gran bandeja que portaba conseguía atravesar la multitud pregonando la mercancía. Si tiro algo desde arriba no toca el suelo. La única preocupación es que como estos trenes paran en todos los pueblos del camino no sabíamos si íbamos a llegar a tiempo a Hubli para nuestro trasbordo. Pero finalmente lo conseguimos y la experiencia resultó finalmente divertida y curiosa. Haciendo tablas....  

    
Interior del borreguero
      Con el otro tren no hubo problemas, realmente era un expreso y teníamos nuestras literas numeradas, o sea que hasta pudimos dormir, aunque no mucho pues finalmente hemos decidido bajarnos antes de llegar a Mysore y aprovechar que pasamos por Hassan para hacer una excursión de día que recomiendan las guías. O sea que ponemos el despertador y a las 4 y media de la mañana llegamos a Hassan. Allí cogemos un ricksaw y vamos a la estación de autobuses. Hay algo de gente y movimiento pero la consigna está todavía cerrada. Hace frío y nos abrigamos como podemos. Finalmente a las 6 abren la consigna y dejamos allí el equipaje. Luego cogemos un bus y nos vamos a Belur que esta a 45 kilómetros a ver un templo, máximo exponente de la arquitectura Hoysala. La verdad es que fue una aventurilla bastante chula.


     El templo era bastante guapo y la escultura de un detalle finísimo. Luego vimos una pequeña ceremonia que hicieron dentro y ya cogimos otro autobús para volver a Hassan a buscar nuestro equipaje. Y luego otro autobús que tras tres horas atravesando verdes campos de arroz nos llevó hasta Mysore, desde donde os escribo ahora.

  
      ¿Y qué decir de Mysore? pues que es una ciudad un poco atípica. El ambiente es muy bueno aunque a determinadas horas hay mucha, mucha, mucha gente en las calles. Esto es un bazar gigantesco y los gremios se aglutinan por calles, aquí los zapateros, allí los de ropa, aquí la electrónica, allí los libreros… El mercado de frutas y hortalizas es inmenso y lleno de colorido, el paraíso para un fotógrafo. 

   Hay muchos jardines por toda la ciudad y muchos edificios con una arquitectura bastante curiosa, algunos son restos de la colonia británica y otros son de estilo Indo-musulmán, bastante espectaculares con sus grandes cúpulas de relucientes colores.

 

Brahamanes antes de la ceremonia

      Pero la gran atracción de la ciudad es el Gran Palacio. Lo hemos visitado esta mañana y me ha gustado muchísimo, la verdad. El gran edificio lleno de ventanales y rematado por varias cúpulas rojizas es de nueva construcción, de principios del siglo XX pues el anterior palacio se quemó en un incendio. La pena es que no dejan hacer fotos dentro, porque de verdad que es de cuento de Aladino, con sus grandes salas llenas de curiosas columnas rematadas con arcos lobulados. Todo pintado de colores muy chillones que le dan un aire muy kitsch.


Palacio de Mysore

    Los techos y puertas exquisitamente labrados, techos de vidrio de colores imitando plumas de pavo real. Puertas intrincadamente labradas  ¡¡¡completamente de plata!!!!  Otras de una refinada y grandiosa taracea, de madera de sándalo lleno de bellas incrustaciones de nácar y de hueso con finos dibujos. El trono de plata y las sillas de invitados.....¡¡¡de cristal tallado!!!!  Nunca había visto nada igual.  Los palacios del Rajastan palidecerían comparados con este. No soportarían la comparación. No soy mucho de ver palacios, pero esta ciudad se merece una visita sólo por ver esta maravilla.
        Bueno, cómo me he enrollado hoy. La verdad es que hacía días que no escribía y había mucho que contar. Ahora me voy, pues Imma ya acaba su viaje, mañana se va a Bangalore a coger un vuelo que la llevará a Bombay y desde ahí a casita. Sonia y yo seguiremos un par de semanas más. Mañana cambiamos de estado, nos vamos a Kerala. Concretamente llegaremos a Munnar, el lugar de las montañas donde están las mayores plantaciones de te la India. Un espectáculo para la vista. Otro tipo de espectáculo después de tanto templo. Ya os contaré.